Configurar el mundo
Hemos regalado nuestra vida a Jesucristo, y «el amor de Cristo nos apremia» (2 Cor 5, 14) a participar en la configuración del mundo. Configurar el mundo a partir del Espíritu de Cristo es una tarea que comienza por mí misma. La personalidad cristiana femenina no cae llovida del cielo. Es un proceso de desarrollo que dura toda la vida y necesita un modelo. Nosotras nos orientamos por aquella mujer que vivió lo que creía: María. En ella se nos ofrece la oportunidad de crecer en la fe.
La personalidad de mujer responsable se desarrolla viviendo decididamente a partir de la alianza con Dios y trabajando en la plasmación de sí misma. Esa personalidad extrae su fuerza de la ayuda que recibe de la comunidad. Y, en última instancia, su desarrollo proviene de la gracia de Dios. Configurar el mundo a partir del espíritu de Cristo es algo que se prolonga de múltiples maneras en el lugar concreto donde se desarrolla nuestra vida cotidiana. Dejar que la misión de plasmar cristianamente el mundo capte todo nuestro corazón es una tarea para cada día.
Ser Iglesia en medio del mundo
La Iglesia se puede vivir en medio del mundo a través de personas que viven su vocación laical cristiana. Ese tipo de personas quisiéramos ser nosotras.
Búsqueda de Significado
Vivimos en una sociedad secularizada. Muchos hombres y mujeres olvidan a Dios. Con todo, subsiste en los seres humanos la búsqueda de sentido, de lo religioso, de esa fe duradera que brinda más que todo lo que puede fabricarse y calcularse. Nosotras creemos que hay Alguien que sostiene nuestro mundo en sus manos. Y la respuesta de nuestra vida consiste en hacer presente a Dios en nuestro mundo a través de nuestra fe. Como lo hizo María.
Esperanza de Paz
Vivimos en un mundo agitado por conflictos de pequeña y gran escala. No obstante, siempre está presente en los hombres la esperanza de paz, de que formemos una única familia humana. Nosotras creemos que hay Alguien que tiene un plan de amor con este mundo y con cada uno de los que vivimos en él. Y la respuesta de nuestra vida consiste en hacer presente a Dios en nuestro mundo a través de nuestra esperanza. Como lo hizo María.
Anhelo de aceptación
Vivimos en la era de la web con sus posibilidades casi ilimitadas. Pero, a menudo, el ser humano se siente solo, inseguro y rebajado en su dignidad. Con creciente intensidad arde en nosotros el anhelo inextinguible de experimentar una aceptación sin reservas, más allá de los logros productivos, del bienestar material y de la competencia por la belleza física. Nosotras creemos que hay Alguien que ama a cada persona por ella misma. Y la respuesta de nuestra vida consiste en hacer presente a Dios en nuestro mundo a través de nuestro amor. Como lo hizo María.